Era el verano de 2017 cuando nos propusieron participar en el seminario “Batxilergoa eredu konpetentzialean. Hastapen teorikoak”.

En seguida dimos el sí, sin fijarnos demasiado en el trabajo realizado anteriormente y en el camino que teníamos pendiente. De hecho sabíamos que la forma y estructura del bachillerato tenía que renovarse, estábamos buscando otra metodología, pero… ¿cómo? ¿Por dónde empezar? ¿Qué cambiar? ¿Qué mantener? ¿De qué hilo íbamos a tirar? La respuesta era sencilla y la teníamos frente a nosotras. Lo conocíamos desde hace tiempo, pero cuando intentamos renovar algo nos olvidamos de atender a las capacidades propias. La solución era auzolana, una vez más auzolana. Trabajo en común con compañeras y compañeros de Ikastolen Elkartea.

Durante estos años han sido muchas las reuniones, seminarios, formaciones y debates. Hemos vivido muchos subidones y otros tantos fracasos, pero la clave ha sido mantener el objetivo. Empezamos con pequeñas tareas hace 4 cursos y este año hemos llegado al reto de una evaluación completa. Partimos de una idea loca sin nombre hasta que #BatxiLab se nos ha convertido en trending topic.

Aunque en los tres cursos anteriores la evolución de esta nueva metodología ha sido lenta, se puede decir que hemos empezado a recoger la cosecha sembrada. ¡Nos ha llegado el momento de empoderar a BatxiLab! Si no se daba un gran salto este año, el día a día haría desaparecer el objetivo y ante ello decidimos que todo el equipo de trabajo se uniera y diera un impulso significativo a esta metodología.

Con todas las precauciones que ya tenemos interiorizadas, el COVID19 nos condicionó los propósitos de la primera evaluación. No obstante, tomando las medidas necesarias, abordamos la planificación que teníamos preparada para la segunda evaluación. Es decir, nos volcamos en llevar al aula los tres proyectos previstos: «Bakoitzak bere zoroa bizi du, my friend”, “Gezurra esatearen artea” y “Bizitza proiektua«.

Estos tres retos han supuesto, cada uno en su medida, un gran cambio. Por ejemplo, en cuanto a “Gezurra esatearen artea”, además de implicar a todo el profesorado, ha tenido una respuesta muy bonita por parte del alumnado. Es más, aunque las primeras sesiones les parecieron un poco pesadas, aceptaron con ganas y trabajaron hasta el final. Los resultados fueron realmente interesantes y se tomó la decisión de exponerlos en el salón de actos.

Además, hemos revolucionado la asignatura de Lengua y Literatura Vasca de primero de bachillerato. Lo que era una metodología convencional se ha convertido en un reto dinámico y útil. Los alumnos trabajan en las sesiones en grupos, aunque también hay una última producción individual.

A lo largo de estas últimas semanas los jóvenes han trabajado formas para presentarse a sí mismos, pero para ello, además de dominar el idioma, consideramos imprescindible identificarse a sí mismos e identificar aquello que les gusta. Para eso hemos incorporado el «Proyecto de vida» o “Bizitza proiektua». Este reto está movilizando totalmente al alumnado, porque les hace mirar hacia dentro y hacerles conscientes de sus capacidades y carencias. Cabe destacar, además, que la primera sesión del «Proyecto de vida» la recibimos de manos de Aitziber Aiesta, autora del reto, que ayudó a muchos alumnos a abrir una nueva puerta referente al autoconocimiento.

Este año cerraremos el reto «proyecto de vida» con su evaluación, pero daremos paso a retos más concretos para la tercera evaluación. «Well Drone!» Y «Oh! Limpiadak» ¡están deseando comparecer ante el alumnado!